La Banda Sinfónica por los municipios

Martes 6 de marzo, 20 h. Iglesia Las Carmelitas (Irigoitía entre Hermanos Ruiz y Av 19 de Abril)
ENTRADA LIBRE

#Dirección: Martín Jorge
#Solistas:
Andrés Barbery Martínez, tenor
Anna Pimentel, mezzo soprano
Eduardo Garella, barítono

En 2018 se cumplen 150 años del fallecimiento de Gioacchino #Rossini, uno de los compositores más importantes de la historia de la música, y en todo el mundo se preparan homenajes para celebrar su vida y su obra.

La Banda Sinfónica de Montevideo llevará su espectáculo VERANO ALLA ROSSINI, estrenado en el Teatro Solís, por los barrios de Montevideo. El repertorio incluye algunas de las arias más populares de la ópera El barbero de Sevilla y las Oberturas de La urraca ladrona y Guillermo Tell.

Rossini surgió a principios del 1800 como el redentor de la ópera italiana; y encarna y representa la historia de la ópera durante un largo período del siglo XIX. Rejuveneció la ópera buffa y la ópera seria; y con su pasión por el estilo vocal bel canto, volvió a poner la voz en el centro escénico de la ópera italiana.

Lo que más destaca de Rossini es la exuberancia de su música, gracias a sus potentes ritmos, colorida orquestación, melodías pegadizas y arias floridas. También fue famoso por la velocidad a la que componía: un mes, un par de semanas, incluso (según él) once días. A ello contribuía su costumbre de tomar prestadas melodías de una pieza para emplearlas en otra. En total compuso 35 óperas, a lo largo de dos décadas, aún así dejó un sonido muy reconocible.
Es recordado especialmente por El barbero de Sevilla y comedias como La italiana en Argelia, El turco en Italia y La Cenicienta, pero su notoriedad va más allá de la música: su amor por la gastronomía hizo que la cocina italiana ganara popularidad en toda Europa.
Nacido en una familia de músicos, desde muy temprano fue intérprete, pianista, violonchelista y cantante, además de compositor. Con apenas dieciocho años ya había escrito su primera ópera, El contrato de matrimonio, que tuvo un éxito inmediato. De pronto, le reclamaban los teatros de Venecia, Milán, Roma y Nápoles. Antes de cumplir los veintiún años, ya había escrito diez óperas, y a sus veinticinco se le aclamaba como el mejor compositor de Italia, cuyo reconocimiento alcanzó a toda Europa. Excelentes solistas dominaban sus arias llenas de coloraturas, conjuntos complejos, tiempos rápidos, altas notas y repentinos crescendos. Todo el mundo asistía a sus óperas y se sabía de memoria sus arias. No había gondolero veneciano o comerciante boloñés que no cantara a viva voz el Largo al factótum de El barbero de Sevilla.
En 1824 se trasladó a París donde escribió su última ópera, Guillermo Tell, en 1929. Con tan solo 37 años, siendo una leyenda, Rossini abandonó la ópera y se retiró. El mundo musical nunca había visto algo semejante. El compositor favorito de la ópera italiana, en la cima de su carrera, dejó la música y se convirtió en un ermitaño. No se conoce la razón. Seguramente acumuló suficiente fortuna para retirarse o quizá sintió simplemente que la era Rossini había terminado. A pesar de no haber vuelto a componer, sus comedias siguieron deleitando al público, como lo continúan haciendo 150 años después de su fallecimiento.